De entre la multitud de postres que se ofrecen en la mayoría de restaurantes, hay uno ante el que no me puedo resistir, y ese es la Tarta Tatin de manzana. Si está en la carta tengo que pedirlo, aunque llegue al postre sin nada de hambre.
Lo extraño de esto es que no me gustan ni las manzanas cocidas (ya sea al horno o al microondas) ni tampoco me gusta la tarta de manzana clásica. Eso sí, para mi una buena Tatin tiene que venir acompañada de un buen chorro de crema inglesa o de un helado, a poder ser que no sea de vainilla.