Una de las tradiciones de la clase media trabajadora en Japón es la de acudir con compañeros de trabajo a relajarse a una izakaya (literalmente, tienda de sake). Se trata de una taberna o bar en la que se sirve comida y bebida, y que se distinguen por la típica lampara roja situada en la puerta en la que viene escrito el nombre de izakaya (居酒屋).
Machiroku, un pequeño restaurante situado en el centro de Barcelona, ofrece un concepto muy similar: comida servida en raciones no muy grandes y pensada para compartir entre los comensales. Todo ello en un entorno con una decoración sobria y simple.
Lo que distingue al Machiroku de otros restaurantes japoneses de la ciudad es una relación calidad/precio más que ajustada. El servicio es muy rápido y amable, son japoneses de verdad y podemos cenar por entre 15 y 20 euros. Con ese precio, está claro que no podemos esperar milagros, pero podéis estar seguros que son unos platos humildes y honestos que valen la pena.
Vamos con las fotos y los comentarios de los platos.
Futomaki: un aperitivo que sirven mientras esperamos al resto de platos.
Gyokai sarada: literalmente, ensalada de pescado. Una base de lechuga iceberg que sirve más de acompañamiento que de ensalada, con una buena variedad de pescados crudos: salmón, atún, calamar, langostino, huevas,… Estupenda opción para ir haciendo boca antes del sushi.
Karaage maki: maki de pollo marinado y rebozado con mayonesa y lechuga. Se sirve ligeramente caliente. El único pero es que los makis son un poco grandes y pueden resultar algo difíciles de comer de un bocado.
Ebiten maki: maki de tempura de langostinos. Para mi, el mejor de los makis de los que hay en la carta, ligeramente caliente y acompañado con mayonesa, que lo suaviza mucho y le da un sabor excelente.
New York: Maki de salmón con cangrejo. Ya sabemos que las barritas de cangrejo no contienen ni un gramo de cangrejo, pero su sabor bastante neutro acompaña bien al del salmón.
Sashimi de salmón: soy un yonki del salmón servido de esta manera, así que con que sea mínimamente bueno no puedo resistirme a él. Este estaba sabroso y untuoso, aunque algunas partes estaban cortadas en trozos demasiado pequeños.
La cuenta: sin postres ni cafés, la cuenta subió a poco más de 15 euros por persona, más que razonable para la cantidad, la calidad y la zona.