Esta crónica nos llega de la mano de Marta. ¡Gracias!
El factor de lo inesperado es uno de los mejores placeres para un amante de la gastronomía. Y cuando la experiencia es positiva, ese “feeling” momentáneo de Indiana Jones convierte un hallazgo en toda una experiencia.
Exactamente lo que me sucedió con L’Oganpetit en Vilanova i la Geltrú. Encontrar un sitio decente donde comer después de las 15h de la tarde puede ser toda una odisea. Sin embargo, cuando ya había perdido la esperanza de encontrar alguna cocina abierta con algo más que un bocata grasiento, me topé con la carta de L’Oganpetit. Situado en un bonito rincón de la ciudad, al lado de la Rambla de la Pau y a dos pasos del mar, el restaurante es sencillo y acogedor, tanto en el interior como en la terraza.
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